Se trata del asentamiento más antiguo de Castilla y León. Los trabajos arqueológicos han permitido descubrir entre la flora una muralla, una necrópolis, un templo y muros de una buena cantidad de casas. De hecho, se calcula que allí pudieron vivir unas 2.000 personas. Además de pinturas rupestres en buen estado, en el lugar se han hallado materiales de la Edad de Hierro, la de Cobre y la de Bronce.