Se cuenta que la Virgen María se apareció a un pastor llamado Finardo que lloraba por la muerte de una cabra. La Virgen se apiadó de él y devolvió la vida al animal a cambio de que en el lugar levantara una iglesia en el lugar.

La construcción de la ermita finalizó en el SXVIII. En su interior alberga una talla de la Virgen de Chilla y unos paneles de cerámica en los que se cuenta esta historia del SXIV.